“LA MACORINA”, LA CUBANA QUE ESCANDALIZO A TODA LA NACION SIENDO PIONERA FEMENINA. PHOTOS. * “LA MACORINA,” THE CUBAN WOMAN WHO SCANDALIZED THE ENTIRE NATION AS A FEMALE PIONEER. PHOTOS.

“LA MACORINA”, LA CUBANA QUE ESCANDALIZO A TODA LA NACION SIENDO PIONERA FEMENINA. PHOTOS.

“La Macorina” fue la primera mujer chofer de Cuba, a principios del Siglo XX y fue también la primera mujer que tuvo licencia para conducir en La Habana. En su tiempo rompio todos los moldes que se permitian a su sexo mantener la discrecion femenina en nuestra nacion.

Esto es solo para comenzar la historia.

Fue su nombre Maria Calvo Nodarse y su historia como “la Macorina” ha llegado hasta nuestros días gracias a esa canción que en la voz de la cantante mexicana Chavela Vargas empezó a escucharse a principios de los años sesenta. Hoy es conocida también en Europa, pero los jóvenes cubanos que la escuchamos por primera vez hace cuatro décadas ignorabamos que el personaje al que aludía la canción anduvo por aquellas mismas calles habaneras en la década de los veinte, al volante de un llamativo “convertible” rojo. Así la recordó nuestro pintor Cundo Bermúdez cuando en 1978 pintó su cuadro La Macorina, donde ella aparece en un llamativo descapotable rojo,ese “carro colorao” al que no se alude en la canción de Chavela Vargas. Aquí se recoge lo que de ella llamó principalmente la atención: fue la primera mujer que manejó en Cuba y obtuvo la primera “cartera dactilar” o carné de conducir, dado por el Municipio de La Habana, expedido a nombre de María Calvo Nodarse: fue un verdadero escándalo en los años veinte.

Una famosa composicion cantada por Abelardo Barroso tambien nos la recuerda:

Ponme la mano aquí, Macorina,
pon, pon, pon, Macorina,
pon, pon, Macorina.

¿Quién fue la Macorina?….

María Calvo Nodarse nació en Guanajay en 1892 y cuando tenía 15 años se trasladó a escondidas de su familia a La Habana, ¿raptada? por su novio. La capital le ofrecía mucho a esta joven belleza de mujer que tenía las ideas claras de cómo quería vivir a partir de ese momento.

Cuando las estrecheces de la vida diaria entre las cuatro paredes de un cuarto habanero se le hicieron insoportables, apartó al novio de su vida y a los pocos meses empezó a hacerse notar entre los hombres que ostentaban una buena posición económica. No fue una prostituta en el sentido indiscriminado que conlleva esta profesión, ni tampoco trabajó en un burdel, sino que se prostituía selectivamente. Y comenzó su carrera rápida hacia la opulencia, según declaró en el más puro estilo folletinesco en una entrevista que le hizo Guillermo Villarronda para la revista Bohemia el 26 de octubre de 1958: “más de una docena de hombres permanecían rendidos a mis pies, anegados de dinero, suplicantes de amor”.

Su época de esplendor fue bastante dilatada para este tipo de vida, pues abarcó desde 1917 a 1934. Tuvo cuatro lujosas casas: en Calzada y B, Línea y B, Habana y Compostela y San Miguel entre Belascoaín y Gervasio; poseyó unos valiosos caballos, así como pieles y muchísimas joyas de incalculable valor, además de nueve automóviles, principalmente europeos pues eran sus preferidos.


Sus gastos mensuales para mantener su tren de vida ascendían a $2.000 mensuales, sin contar las cantidades extras con las que ayudaba a su numerosa familia, todo lo cual constituye una verdadera fortuna si tenemos en cuenta de que hablamos de la década de los años veinte.

Fue la amiga de ricos habaneros dedicados a la política y los negocios, entre ellos José Miguel Gómez (conocido popularmente como “Tiburón”), a quien ayudó con su lealtad durante los sucesos de “la Chambelona” Fue tan popular la Macorina que no sólo tiene en su honor dos composiciones musicales y una pintura de Cundo Bermúdez, sino que fue inmortalizada en las famosas charangas de Bejucal, que se celebran en el mes de diciembre, donde en los desfiles de personajes aparecía una muñecona con careta debajo de la cual estaba su creador, un albañil llamado Lorenzo Romero Miñoso.

María se convierte en Macorina…

Aunque ella misma declaró que detestaba ese apodo, lo cierto es que pasó a la fama con ese nombre y como si hubiera sido obra de la casualidad. Al Paseo del Prado entre San Rafael y San Miguel se le conoce como la Acera del Louvre, así llamada por el famoso Café del Louvre, fundado por Juan de Escauriza en 1844. En esa misma acera se establecieron posteriormente el Hotel Telégrafo y el Hotel Inglaterra, inaugurado éste en 1875 y donde se hospedó en 1890 Antonio Maceo. La Acera del Louvre se hizo famosa: allí se reunían, primero, los jóvenes revolucionarios antes de incorporarse a las filas insurrectas; y ya en la República conversaban y leían sus obras los entonces jóvenes Emilio Ballagas, Jorge Mañach y otros talentos de la misma época. Y en una ocasión, mientras María andaba por la acera del Louvre, un joven que había bebido más de la cuenta dijo al pasar la bella mujer: “¡Ahí va la Macorina!”, cuando en
realidad quería decir la Fornarina (llamada realmente Consuelo Bello), una famosa cupletista española, contemporánea de la también española Raquel Meller y de la cubana ¿la Chelito? (¿la Coquito?). Quiso compararla a la Fornarina pero su embriaguez le hizo decir “Macorina”.



La decadencia

Como ya es lugar común en este tipo de biografías, el ocaso de la Macorina se inició en 1934. La situación económica nacional ya no era tan próspera, pero quizás el hecho indiscutible era que la Macorina tenía entonces 42 años.

Los amigos del pasado iban amparándose en excusas cada vez que ella les pedía ayuda, y así fue vendiendo todas sus pertenencias, desde las joyas hasta las casas y los coches: la Macorina acabó en la más absoluta pobreza, viviendo en un cuarto alquilado en una casa familiar habanera.

La ficción

A partir del triunfo sostenido de la canción de Chavela Vargas, hemos podido enterarnos de muchas leyendas acerca del personaje de la Macorina, historias tan sorprendentes como la que afirma que fue una guerrillera, así como una luchadora por la libertad en el siglo XVII en Hispanoamérica. También se dice que su verdadero nombre es María Constanza Caraza Valdés, el cual se cambió por el de María Calvo Nodarse, pero lo cierto es que en el permiso para conducir o cartera dactilar expedida por el Municipio de La Habana aparece con el nombre con el que ella misma se ha dado a conocer. También se la ha descrito como hija de negra y chino, pero las fotos que de ella se han publicado (incluida la que aparece en el permiso de conducir) muestran a una mujer blanca.

¿Ponme la mano aquí?..

La canción La Macorina que interpreta Chavela Vargas lo único que conserva de la que cantaba Abelardo Barroso es ese inquietante estribillo:

“Ponme la mano aquí, Macorina”. La música es de la propia Chavela y la letra de Alfonso Camín (1890-1982), un asturiano que llegó a La Habana con quince años y que después de sobrevivir gracias a múltiples y variados empleos (desde machetero hasta dependiente y vendedor) llegó a ser redactor del Diario de la Marina, periódico que incluso lo envió como reportero de guerra a Europa cuando la Primera Guerra Mundial. Fue un prolífico autor de agitada vida que publicó muchas obras pero completamente ignorado por los escritores cubanos. A mediados de los años cincuenta se marchó definitivamente a México. Pero Alfonso Camín no ha pasado a la posteridad por sus numerosas obras sino por la letra de La Macorina.(DISTINTA DE LA ANTERIOR):

Ponme la mano aquí, Macorina,
ponme la mano aquí.
Tus pies dejaban la estera
y se escapaba tu saya
buscando la guardarraya
que al ver tu talle tan fino
las cañas azucareras
se echaban por el camino
para que tú las molieras
como si fueras molino.
Tus senos, carne de anón,
tu boca una bendición
de guanábana madura,
y era tu fina cintura
la misma de aquel danzón
caliente de aquel danzón.
Después el amanecer
que de mis brazos te lleva,
y yo sin saber qué hacer
de aquel olor a mujer,
a mango y a caña nueva
con que me llenaste al son
caliente de aquel danzón.

[Es la apoteosis metafórica de la mujer y los frutos cubanos, resultado poético que en la voz de Chavela Vargas se vuelve perturbadoramente erótico.] No conozco ninguna canción cubana que exprese tal grado de sensualidad, una sensualidad que puede tocarse, olerse, saborearse, y que se vuelve más inmediata cuando se le agrega el estribillo de “Ponme la mano aquí”, que puede referirse tanto al corazón del amante como a donde el oyente quiera imaginar. Y lo sorprendente es que hayan sido dos extranjeros -una mexicana y un asturiano- quienes inmortalizaron a la Macorina, el escándalo de La Habana.

María Calvo Nodarse murió en La Habana, casi olvidada, el 15 de junio de 1977.


“LA MACORINA,” THE CUBAN WOMAN WHO SCANDALIZED THE ENTIRE NATION AS A FEMALE PIONEER. PHOTOS.

“La Macorina” was the first female driver in Cuba at the beginning of the 20th century, and she was also the first woman to be licensed to drive in Havana. In her time, she broke all the molds that allowed her gender to maintain feminine discretion in our nation.

This is just to begin the story.

Her name was Maria Calvo Nodarse, and her story as “La Macorina” has survived to this day thanks to that song sung by Mexican singer Chavela Vargas, which began to be heard in the early 1960s. It’s also known in Europe today, but young Cubans who heard it for the first time four decades ago were unaware that the character the song alluded to drove those same Havana streets in the 1920s, driving a striking red convertible. This is how our painter Cundo Bermúdez remembered her when he painted his picture La Macorina in 1978, where she appears in a striking red convertible, that “carro colorao” not mentioned in Chavela Vargas’s song. Here’s what most caught our attention about her: she was the first woman to drive in Cuba and obtained the first “cartera dactilar” or driver’s license, issued by the Municipality of Havana, in the name of María Calvo Nodarse: it was a true scandal in the 1920s.



A famous song sung by Abelardo Barroso also reminds us of her:

Ponme la mano aquí, Macorina,
pon, pon, pon, Macorina,
pon, pon, Macorina.

Who was La Macorina?…

María Calvo Nodarse was born in Guanajay in 1892, and when she was 15, she secretly moved from her family to Havana—was she kidnapped? by her boyfriend. The capital offered a lot to this young beauty, who had clear ideas about how she wanted to live from that moment on.

When the hardships of daily life within the four walls of a Havana room became unbearable, she cut her boyfriend out of her life and within a few months began to make a name for herself among men of a wealthy position. She wasn’t a prostitute in the indiscriminate sense that this profession entails, nor did she work in a brothel; she prostituted herself selectively. And she began her rapid rise to opulence, as she declared in the purest soap opera style in an interview with Guillermo Villarronda for Bohemia magazine on October 26, 1958: “More than a dozen men remained at my feet, awash in money, supplicants for love.”

His heyday was quite long for this lifestyle, spanning from 1917 to 1934. He owned four luxurious homes: on Calzada and B, Línea and B, Habana and Compostela, and San Miguel between Belascoaín and Gervasio; he owned valuable horses, as well as furs and many priceless jewels, in addition to nine automobiles, mostly European ones, as they were his favorites.

His monthly expenses to maintain his lifestyle amounted to $2,000 a month, not including the extra amounts he provided to support his large family, all of which constitutes a true fortune considering we’re talking about the 1920s.

She was a friend of wealthy Havana residents involved in politics and business, including José Miguel Gómez (popularly known as “Tiburón”), whom she loyally supported during the events of “La Chambelona.” La Macorina was so popular that not only do two musical compositions and a painting by Cundo Bermúdez have been honored, but she was also immortalized in the famous Bejucal charangas, held in December. In the parades, a doll with a mask appeared, beneath which was her creator, a bricklayer named Lorenzo Romero Miñoso.

María becomes Macorina…

(READ THE WHOLE STORY IN THE SPANISH SECTION ABOVE)



Agencies/ Wiki/ La Macorina Bio./ Internet Photos/ You Tube/ www.TheCubanHistory.com/ ArnoldoVarona.
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CUBA Y VENEZUELA HOY: RUBIO: “NO VAMOS A PERMITIR QUE UN CARTEL, DISFRAZADO DE GOBIERNO ACTUE EN NUESTRO PROPIO HEMISFERIO. PHOTOS.. * CUBA AND VENEZUELA TODAY: RUBIO: “WE ARE NOT GOING TO ALLOW A CARTEL, DISGUISED AS A GOVERNMENT, TO ACT IN OUR OWN HEMISPHERE. PHOTOS.

CUBA Y VENEZUELA HOY: RUBIO: “NO VAMOS A PERMITIR QUE UN CARTEL, DISFRAZADO DE GOBIERNO ACTUE EN NUESTRO PROPIO HEMISFERIO. PHOTOS.


EE.UU. refuerza despliegue militar en el Caribe y eleva la presión contra Maduro. Expertos militares consideran que el despliegue va más allá de operaciones antidrogas. En declaraciones a The New York Times, el exjefe del Comando Sur lo describió como “una señal clara de que la administración Trump se toma en serio provocar un cambio de régimen o de conducta desde Caracas”.


WASHINGTON- El gobierno de Donald Trump ha intensificado en las últimas semanas su despliegue militar en el mar Caribe, bajo el argumento de una campaña contra el narcotráfico, pero analistas y oficiales consultados por el New York Times coincidieron en que el verdadero objetivo es aumentar la presión para sacar del poder al presidente venezolano Nicolás Maduro.


La presencia estadounidense en la región incluye ocho buques de guerra, un submarino de ataque, varios aviones de vigilancia P-8 y diez cazas furtivos F-35, trasladados recientemente a Puerto Rico para disuadir sobrevuelos de la aviación venezolana y estar listos en caso de que Trump ordene ataques aéreos. En total, unos 4,500 militares forman parte de la operación, según fuentes del Pentágono.


El secretario de Estado, Marco Rubio, fue claro en sus declaraciones: “No vamos a permitir que un cartel, disfrazado de gobierno, actúe en nuestro propio hemisferio”. Rubio recordó que Maduro enfrenta acusaciones en Estados Unidos y lo calificó como “un fugitivo de la justicia estadounidense”.

Desde comienzos de septiembre, el ejército norteamericano ha destruido tres embarcaciones que, según Washington, transportaban drogas hacia Estados Unidos. Sin embargo, el presidente venezolano denunció que se trató de un “crimen atroz” contra civiles desarmados, acusando a la Casa Blanca de querer iniciar una guerra.

Expertos militares consideran que el despliegue va más allá de operaciones antidrogas. El almirante retirado James G. Stavridis, exjefe del Comando Sur, lo describió como “una señal clara de que la administración Trump se toma en serio provocar un cambio de régimen o de conducta desde Caracas”.

OTRAS DECLARACIONES

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció que habrá más ataques en las próximas semanas contra lo que calificó de “narcoterroristas”, mientras en redes sociales aseguró que Estados Unidos “los rastreará, matará y desmantelará sus redes en todo el hemisferio”.

El aumento de la presencia militar ha generado preocupación regional. Elizabeth Dickinson, analista del International Crisis Group en Colombia, advirtió que los ataques contra presuntas lanchas de narcotráfico “están siendo leídos como disparos de advertencia que podrían derivar en una escalada mayor”.

En paralelo, legisladores demócratas en Washington han criticado la legalidad de los ataques. El congresista Jim Himes calificó de “moralmente reprobable y estratégicamente insensato” el uso de fuerza letal sin pruebas concluyentes contra presuntos traficantes.

Aunque la Casa Blanca insiste en que se trata de una operación antidrogas, la acumulación de fuerzas y la retórica de la administración apuntan a una estrategia más amplia contra Maduro.

El recuerdo de intervenciones militares estadounidenses en América Latina, como la invasión de Panamá en 1989 para capturar a Manuel Noriega, refuerza los temores de que la región se encuentre al borde de un nuevo episodio de confrontación directa.



ESCALADA Y NUEVAS ALIANZAS

El refuerzo militar de Estados Unidos en el Caribe no ocurre en un vacío, sino en medio de un clima de tensión creciente entre Washington y Caracas.

Pese a que Trump negó recientemente haber discutido un “cambio de régimen” con sus asesores militares, sus acciones y la retórica de su administración apuntan a un endurecimiento evidente contra el gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro.

En paralelo, Venezuela ha buscado fortalecer sus alianzas internacionales. Maduro ha estrechado la cooperación con Cuba y otros socios políticos y económicos, en un intento de proyectar respaldo frente a lo que considera una “amenaza imperialista” de Estados Unidos.

A esta dinámica se suma el ultimátum lanzado por Trump, quien exigió la repatriación inmediata de prisioneros y pacientes psiquiátricos supuestamente enviados desde Venezuela a territorio estadounidense. El mandatario advirtió que, de no cumplirse su demanda, Caracas enfrentaría represalias “incalculables”.

Estos episodios revelan que la confrontación trasciende el plano militar y se traslada también al terreno diplomático y político, situando a la región en un escenario de máxima tensión y con riesgo de una escalada de consecuencias imprevisibles.



CUBA AND VENEZUELA TODAY: RUBIO: “WE ARE NOT GOING TO ALLOW A CARTEL, DISGUISED AS A GOVERNMENT, TO ACT IN OUR OWN HEMISPHERE. PHOTOS.

The US is reinforcing its military deployment in the Caribbean and increasing pressure on Maduro. Military experts believe the deployment goes beyond anti-drug operations. Speaking to The New York Times, the former head of the Southern Command described it as “a clear signal that the Trump administration is serious about bringing about regime change or behavior change from Caracas.”

WASHINGTON—The Donald Trump administration has intensified its military deployment in the Caribbean in recent weeks, claiming to be an anti-drug campaign. However, analysts and officials consulted by the New York Times agreed that the real objective is to increase pressure to remove Venezuelan President Nicolás Maduro from power.

The US presence in the region includes eight warships, an attack submarine, and several surveillance aircraft. P-8s and ten F-35 stealth fighters were recently deployed to Puerto Rico to deter Venezuelan air force overflights and be ready in case Trump orders airstrikes. In total, some 4,500 military personnel are part of the operation, according to Pentagon sources.

Secretary of State Marco Rubio was clear in his statements: “We are not going to allow a cartel, disguised as a government, to operate in our own hemisphere.” Rubio noted that Maduro is facing charges in the United States and called him “a fugitive from American justice.”

Since the beginning of September, the US military has destroyed three vessels that, according to Washington, were transporting drugs to the United States. However, the Venezuelan president denounced the attack as an “atrocious crime” against unarmed civilians, accusing the White House of wanting to start a war.

Military experts believe the deployment goes beyond counter-drug operations. Retired Admiral James G. Stavridis, Former head of the Southern Command, described it as “a clear signal that the Trump administration is serious about bringing about regime or behavioral change from Caracas.”



Agencies/ CiberCuba/ CubayVenezuelaHoy/ Internet Photos/ www.TheCubanHistory.com/ Arnoldo Varona.
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LA GUAYABERA, LA MAGNIFICA Y UNICA PRENDA DE VESTIR NETAMENTE CUBANA. PHOTOS. * THE GUAYABERA, THE MAGNIFICENT AND UNIQUE CLEARLY CUBAN CLOTHING. PHOTOS.

LA GUAYABERA, LA MAGNIFICA Y UNICA PRENDA DE VESTIR NETAMENTE CUBANA. PHOTOS.

La guayabera cubana es una prenda de vestir tradicional caribeña, un tipo de camisa de manga larga o corta con cuatro bolsillos frontales y dos columnas de pliegues o alforzas, que se usa desabrochada, llevada por encima del pantalón. Es una prenda icónica de la cultura cubana y latinoamericana, hecha comúnmente de lino o algodón, y valorada por su comodidad y elegancia.

HISTORIA DE LA GUAYABERA

La guayabera hizo un largo camino desde los campos de Cuba hasta conquistar las más altas esferas de la sociedad habanera e instalarse en el palacio presidencial. En el camino dejó muchas dudas y controversias, pero ha sido la única prenda de vestir reconocida como auténticamente cubana, traspasando fronteras y géneros.


Resulta curioso cómo en una sociedad siempre identificada por coqueta e interesada en el buen vestir, donde la creatividad y el talento han dado frutos en todas las artes, la costura no haya dejado una huella significativa ni un ajuar de raíces nacionales. Por otra parte, los tres grupos culturales que pudieron contribuir a esta empresa no lo hicieron. Nuestros aborígenes, a diferencia de otros pueblos americanos, no tenían tradición vestimentaria ni conocimientos de técnicas de tejido y procesamiento de fibras, pieles y lanas que pudieran dejar en herencia para perpetuar una manera de hacer local. Los africanos sí las tenían, pero no les fue permitido desarrollarlas.

Como esclavos en las plantaciones, estaban obligados a vestir el sencillo conjunto que, con suerte, recibían dos veces al año. Para los hombres era un calzón y una camisa, y para las mujeres una saya y blusa o una túnica, por lo general de telas blancas muy resistentes como la coleta, el listado, el cotín y la nanka o “de Rusia”. También se les daba un pañuelo para que ocultaran su pelo, por higiene y por discriminación racial. Según la diseñadora Diana Fernández, “a través de los collares y de las formas variadas de colocar el pañuelo —entregado como parte de la esquifación—, el africano trató de liberar toda la habilidad artesanal propia de su tradición y, conjuntamente con los tatuajes, dientes limados y otras marcas tribales, escapar de la uniformidad impuesta como medio para borrar todo su mundo cultural”.


Algunos esclavos domésticos y más tarde libertos, vestían ropas usadas o realizadas según la moda europea, asumida por los españoles y criollos. Por tanto, de España tampoco provino ninguna técnica vestimentaria o manera de hacer textiles que motivara un traje propio. ¿Qué ropa vestía entonces la sociedad cubana?

En las ciudades, por regla general, seguían la moda occidental dictada por Francia e Inglaterra, con variaciones en el uso de complementos, la calidad de los tejidos y la manufactura, en dependencia de la clase social. Desde el siglo XIX para el hombre se instaló el traje burgués, compuesto de pantalones largos, camisa, chaleco, chaqueta, corbata y sombrero. La chaqueta variaba entre levita o chaqué para el diario y frac para eventos formales. En el XX se incorporó el saco, conocido también como americana. Inicialmente era una pieza informal que luego se regularizó.

EL CALOR CUBANO

El uso estricto de la moda europea hasta mediados del siglo XX, hizo pasar bastante calor al hombre cubano, pues debía portar la misma cantidad de piezas, pero en un contexto climático diferente. Los de clase media y baja, seguían el mismo código, pero por falta de recursos suprimían el chaleco o la chaqueta.

Los campesinos, aislados de las modas internacionales y regidos por el trabajo rural, vestían conjuntos más simples: pantalón largo con cinturón o tirantes, camisas amplias de mangas largas usadas por dentro y por fuera, pañuelos anudados al cuello para el sudor y sombreros de guano de ala amplia. Por regla general, la ropa se confeccionaba en casa. Era la mujer cubana quien replicaba los modelos y vestía a la familia, y fue ella quien incorporó a la camisa campesina, la misma que desde la Antigüedad había vestido media humanidad, las decoraciones y accesorios que la convirtieron en guayabera.


A pesar de las leyendas que remontan sus orígenes al siglo XIX en Sancti Spíritus, una de las más importantes estudiosas del vestir en Cuba, María Elena Molinet, afirmó que “entre los muchísimos documentos que he revisado durante años, nunca he encontrado una camisa guajira que presentara la estructura de la emblemática y criolla guayabera, y me he sumergido en esa selva informacional espesa tratando de desbrozar caminos, sin poder encontrar aún el comienzo de nuestra hermosa prenda cubana”.

Lo que sí certifica la diseñadora es que, finalizando el XIX, la universal camisa “fue evolucionando a medida que cada mujer la enriquecía con algún elemento decorativo: bastillitas, botoncitos, etc. y todo en dependencia de la economía del que se la pusiera”. De este modo, se llegó a la forma que identifica esta prenda de lino puro, preferiblemente blanca, con cuatro bolsillos y dos hileras de alforzas al frente, y otras tres en la espalda rematadas por botones en el faldón, de uso estricto por fuera del pantalón y con aberturas laterales para facilitar originalmente la monta y el acceso al machete que colgaba del cinto.


Esta prenda campesina así decorada, se utilizaba en fiestas, por lo que no era una ropa de trabajo. Esto le llevó a trascender al espacio urbano, poniéndose de moda en todo el país. Era la primera vez que se rompía con la usanza europea en el ropero cubano y se aligeraba el vestido. Esto sucedió fundamentalmente en la década de 1930, cuando la vestimenta masculina comenzó a buscar mayor confort y adoptó el traje blanco de dril almidonado con sombrero de pajilla. La guayabera, aún más fresca y ligera, ofrecía mejor movilidad e incorporaba el gusto por las decoraciones de elaboración artesanal. Fue asumida incluso por la alta sociedad cubana y los políticos que, para hacerla más formal, la llevaban con pajarita. En la década de 1940 se expandió por el Caribe, y se popularizó en la Florida como chaqueta deportiva sobre un pullover.



SU ORIGEN POPULAR

Su origen popular y el gran cambio que estableció respecto a la tradición vestimentaria, fueron motivo de críticas y censuras. El presidente Carlos Prío firmó incluso un decreto en 1950 para prohibirla en actos oficiales de Palacio, pues les restaba dignidad. Esta crítica publicada en 1940 en la revista Carteles, puede dar una medida de su extendido uso y estado de opinión de una parte de la sociedad:

“En nuestra Habana el buen gusto es cada día más raro […] lo único que no llama la atención es la guayabera, prenda que el habanero quiere llevar a todas partes. El síntoma es grave, porque no se trata del elevado costo de la ropa, ya que conocemos a hombres de fortuna que tienen ropa de sobra para vestirse con tres trajes distintos al día, pero que prefieren la guayabera, por indolencia. Uno de estos hombres tiene en su ropero nada menos que cuarenta guayaberas. Hace pocos años le encantaba vestirse bien. Ahora nos dice que no le importa vestir traje con cuello y corbata porque en todas partes, inclusive en los night clubs, la guayabera parece ser el uniforme masculino. Sin saber que él con su abulia está contribuyendo a hacer de nuestra Habana una inmensa valla de gallos […]”.

La guayabera se instaló por muchos años más en el armario cubano, popularmente reconocida como prenda nacional. Se ha confeccionado de mangas cortas y en todos los colores. La mujer también la ha vestido como camisero. Hoy se cotiza a precios altos y no es tan habitual. No obstante, en Sancti Spíritus tiene una casa-museo y en septiembre de 2010 se estableció como prenda oficial para eventos diplomáticos del Estado.

Ese mismo año el músico y activista cubano Osmel Francis desarrolló en sus conciertos el proyecto “Guayaberas de un cubano ecologista”, donde la prenda, convertida en lienzo de artistas contemporáneos, se empleaba como vehículo de sensibilización sobre el medio ambiente. Siempre renovada y moderna, la guayabera parece imperecedera, aunque ya no forme parte del vestir cotidiano.




THE GUAYABERA, THE MAGNIFICENT AND UNIQUE CLEARLY CUBAN CLOTHING. PHOTOS.

The Cuban guayabera is a traditional Caribbean garment, a long- or short-sleeved shirt with four front pockets and two columns of pleats or tucks, worn unbuttoned and over pants. It is an iconic garment of Cuban and Latin American culture, commonly made of linen or cotton, and valued for its comfort and elegance.

HISTORY OF THE GUAYABERA

The guayabera made a long journey from the Cuban countryside to conquer the highest echelons of Havana society and settle in the presidential palace. Along the way, it raised many doubts and controversies, but it has been the only garment recognized as authentically Cuban, transcending borders and genres.

It’s curious how, in a society always identified as coquettish and interested in good clothing, where creativity and talent have borne fruit in all the arts, sewing has not left a significant mark or a trousseau of national roots. Moreover, the three cultural groups that could have contributed to this endeavor did not. Our Aboriginal peoples, unlike other American peoples, had no clothing tradition or knowledge of weaving and processing techniques for fibers, hides, and wool that they could have passed on to perpetuate a local way of doing things. Africans did, but were not allowed to develop them.

As slaves on the plantations, they were forced to wear the simple outfit they received, if they were lucky, twice a year. For men, it was a pair of breeches and a shirt, and for women, a skirt and blouse or a tunic, usually made of very durable white fabrics such as coleta, rayado, cotín, and nanka, or “Russian.” They were also given a scarf to hide their hair, for hygiene and due to racial discrimination. According to designer Diana Fernández, “through necklaces and the varied ways of wearing the scarf—given as part of the esquifación—Africans sought to unleash all the artisanal skill inherent to their tradition and, together with tattoos, filed teeth, and other tribal markings, escape the uniformity imposed as a means of erasing their entire cultural world.”

Some domestic slaves, and later freedmen, wore clothes that were hand-me-downs or made according to European fashions adopted by the Spanish and Creoles. Therefore, no clothing technique or method of making textiles originated from Spain that would have inspired a distinctive attire. What clothes did Cuban society wear then?

In the cities, as a general rule, they followed Western fashions dictated by France and England, with variations in the use of accessories, the quality of the fabrics, and workmanship, depending on social class. From the 19th century onward, the bourgeois suit, consisting of long pants, a shirt, a vest, a jacket, a tie, and a hat, became the norm for men. Jackets ranged from a frock coat or morning coat for everyday wear to a tailcoat for formal events. In the 20th century, the blazer, also known as a sport coat, was introduced. Initially an informal piece of clothing, it later became more common.



Agencies/ DDC/ Yaneli Leal/ Wiki/ LaGuayaberaCubanaHist./ Internet Photos/ www.TheCubanHistory.com/ Arnoldo Varona.
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