LOS CUBANOS PUEDEN HABER ALCANZADO LA CURA A LA DEPRESION CRONICA. TOMADOS DEL COSTUMBRISMO NACIONAL. PHOTOS.* CUBANS MAY HAVE ACHIEVED A CURE FOR CHRONIC DEPRESSION. FROM OUR NATIONAL COSTUMBRISMOS. PHOTOS.

A mi SI me roncan los mameyes!….

LOS CUBANOS PUEDEN HABER ALCANZADO LA CURA A LA DEPRESION CRONICA. TOMADOS DEL COSTUMBRISMO NACIONAL. PHOTOS.

Por ESTEBAN FERNANDEZ.

Concientes que los sicólogos y siquiatras en el mundo entero no lo saben, ni poseen un libro de texto que lo indique, pero en la actitud y fraseología cubana podían encontrar la cura para la mayoría de los casos de depresión crónica.

Ya con cuatro palabritas cubanas ellos verían que sus pacientes se sienten un poquito mejor, y esas palabras son: “¡Yo soy el caballo!” Yo les garantizo a los siquiatras que si logran que el enfermo repita 100 veces al día “yo soy un tigre”, a lo mejor comienza a rugir, y desaparece la depresión.

Por favor, si no hay nada mejor que decir: “A mí, plin” ante cada problema que encaramos en esta vida… Y también es bueno levantarnos la moral diciendo: “A mí eso me interesa tres pepinos”, “Eso me importa un bledo” y “Me da lo mismo 8 que 88”.

No entiendo por qué los sicólogos, cuando se les presenta un caso difícil de depresión, no le enseñan al enfermo que “Da lo mismo brincar que saltar”.

El problema puede ser muy grave, pero la solución obvia es que en esta vida todo “da lo mismo chicha que limoná”. Todos los motivos que tenga una persona para sentirse “alicaída” se resuelven llegando a la plena conclusión de que “A mí me roncan los…mameyes”.

No hay nada mejor para una persona con una fobia que hacerle entender que “si se cae, del suelo no pasa”. Por ejemplo, yo me acuerdo cuando en Cuba el tirano Castro comenzaba a quitarle sus propiedades a todo el mundo y la gente andaba deprimida, mi padre me dijo una frase extremadamente antidepresiva: “¡A mí, QUE ME QUITE LO BAILA’O, a ver si puede!”

Con los enfermos de depresión no se puede andar con paños de agua caliente, ni mucha finura, y hay que meterles en la cabeza que cada uno de los males que les aquejan tiene la importancia de “tres cominos”.

Desde que el paciente comienza a decir: “Mire, doctor, el problema que yo tengo es que mi mujer me dejó por otro”, ahí mismo el siquiatra debe responder: “Oh, no te sientas mal chico, porque la verdad es que esa mujer que te dejó vale menos que una de las amiguitas de Mariela Castro”.

Hay algunos que se vuelven locos por la limpieza, y se enjuagan las manos 300 veces al día, y lavan los alimentos y las frutas 75 mil veces antes de comérselas. El médico y el sicoanalista debían resolver eso con otra gran frase cubana: “Chico, no te preocupes que TODO LO QUE NO MATA, ENGORDA”…

Cuando una mujer se siente muy sola y amargada, va al médico y éste le receta “tómese un Valium cuatro veces al día”. Entonces, además de solitaria y deprimida lo que parece es una sonámbula. ¿Eso no se resolvería mejor diciéndole: “Chica, no te preocupes que “no hay mal que por bien no venga”…

Y desde que una mujer dice: “¡Es que a mí nadie me quiere!” Hay que contestarle: “¡No, chica, de eso nada, si yo te llevo a ti de rama en rama como Tarzán lleva a Juana.”

Las frases cubanas son una maravilla y tienen unos poderes curativos enormes. Solamente tiene un amargado que decir: “Muchacho, tengo tremendo problema encima” para que salte alguien y le responda: “¡Ay, viejo, no te preocupes y DEJA QUE SALGA EL SOL POR DONDE SALGA!”

Honor a quien honor merece; los españoles nos enseñaron una frase muy buena, que sin importarnos lo grande que sea la pérdida que alguien tenga, siempre nos da la respuesta perfecta: “¡No te preocupes, MAS SE PERDIÓ EN CUBA!”

En un final todo el mundo debe pensar: “Que sea lo que Dios quiera, y que no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista” y debe utilizar como tranquilizante la canción de Willy Chirino “¡Lo que está pa’ti nadie te lo quita!”

Oye, Mas se Perdio en Cuba!…


CUBANS MAY HAVE ACHIEVED A CURE FOR CHRONIC DEPRESSION. FROM NATIONAL CUSTOMS. PHOTOS.

By ESTEBAN FERNANDEZ.

We are aware that psychologists and psychiatrists around the world do not know this, nor do they have a textbook that indicates it, but in the Cuban attitude and phraseology they could find the cure for most cases of chronic depression.

With just four little Cuban words they would see that their patients feel a little better, and those words are: “I am the horse!” I guarantee psychiatrists that if they manage to get the patient to repeat 100 times a day “I am a tiger,” maybe he will start to roar, and the depression will disappear.

Please, if there is nothing better than saying: “I don’t give a damn” to every problem we face in this life… And it is also good to lift our spirits by saying: “I don’t give a damn about that”, “I don’t give a damn about that” and “I don’t care if it’s 8 or 88”.

I don’t understand why psychologists, when they are presented with a difficult case of depression, don’t teach the patient that “It’s all the same to jump or to jump”.

The problem may be very serious, but the obvious solution is that in this life everything “is all the same.” All the reasons that a person has for feeling “depressed” are resolved by reaching the full conclusion that “I don’t give a damn”.

There is nothing better for a person with a phobia than to make him understand that “if he falls, he doesn’t get off the ground”. For example, I remember when in Cuba the tyrant Castro began to take away everyone’s property and people were depressed, my father told me an extremely anti-depressing phrase: “Let him take what I’ve danced from me, let’s see if he can!”

With depressed patients, you can’t treat them with hot water, or with much finesse, and you have to get it into their heads that each of the illnesses that afflict them is of the same importance as “three pennies.”

Agencies/ Humorismo y Costumbrismos Cubanos/ Esteban Fernández/ Internet Photos/Arnoldo Varona.

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LOS “ALMENDRONES” (CARROS VIEJOS CLASICOS) CUBANOS, RELIQUIAS DEL PASADO. PHOTOS. * THE CUBAN “ALMENDRONES” (CLASSIC OLD CARS), RELICS OF THE PAST. PHOTOS.

LOS “ALMENDRONES” (CARROS VIEJOS CLASICOS) CUBANOS, RELIQUIAS DEL PASADO. PHOTOS.

Los años 50 del siglo pasado es una época clave para ponernos en situación ante esta amplia galería de coches clásicos. La Habana era una ciudad al alza, donde el contrabando y el juego estaban al orden del día, como si fuera Las Vegas versión caribeña.

Tras la revolución de 1959 y el bloqueo estadounidense, los cubanos tuvieron que adaptarse a las circunstancias y aprendieron a reparar y mantener aquellos autos de los años dorados sin recambios ni piezas oficiales de las marcas. Todo un arte que hoy los convierte no en reliquias del pasado, sino en piezas de museo en movimiento.

Espectaculares Plymouth, Mercury, Oldsmobile, Ford, Cadillac, Chevrolet o Dodge circulan por La Habana como si no pasara el tiempo en este museo al aire libre

DE GENERACION A GENERACION EN CUBA

En general, este tipo de ‘carros’ clásicos pasan de generación en generación en la misma familia, puesto que en muchas ocasiones suponen el sustento, la forma de ganarse la vida en una isla que vive especialmente del turismo.

Este tipo de coches antiguos, grandes clásicos, circulan por toda La Habana, aunque en la calle José Martí o Prado a la altura del Capitolio es posible ver un gran número de estos vehículos que harán las delicias de cualquier aficionado al motor o a cualquier persona capaz de apreciar un pedazo de la historia aún viva y en movimiento.


El patrimonio histórico, arquitectónico y sobre todo cultural, expresado en la fusión entre europeos, africanos y aborígenes en un inicio, junto a otros componentes étnicos y culturales más contemporáneos, convierten a la ciudad de La Habana en una importante receptora de turismo internacional y en el centro de la vida nacional.

Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982, es hoy uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conservados de América Latina.

Entre sus monumentos más representativos se encuentran la Catedral de la Habana, la Plaza de Armas, el Castillo del Morro, el Museo de la Revolución, el Palacio Nacional de Bellas Artes, el Gran Teatro de La Habana, el Capitolio, la Plaza de la Revolución y el Malecón, quizás el símbolo más reconocido a nivel internacional de la ciudad.

Entre todos estos monumentos, los ‘carros’ clásicos, son tambien una joya nacional cubana.



RELIQUIAS DEL PASADO NACIONAL

Pero en Cuba no solo se han mantenido esos carros, se ha creado una especie de adoración hacia ellos, creando clubes. Ellos son el ‘Club de Autos Clásicos Británicos y Motos’, el ‘Club de VW Escarabajos de La Habana’, ‘Club de Autos Antiguos’, ‘Club de Motos Harley-Davidson’, ‘Club de Autos Clásicos A lo Cubano’, ‘Club Amigos del Motor de Cuba’ y hasta un ‘Club de Autos Rusos de Cuba’.

A este hecho, muy probablemente único en el mundo, le han dedicado artículos en revistas especializadas, reportajes, documentales y muchísimas historias en blogs personales y diarios.

Ejemplos de ello son History Channel con “Carros Americanos Clásicos de Cuba” muestra que Cuba ha hecho un homenaje lleno de amor a la edad de Oro de Detroit; Discovery Channel con la exitosa serie “Cuban Chrome”, un reportaje bien completo y objetivo; Full Galaxy realizó “Cuba sobre ruedas”, así como varios reportajes de Automotriz TV, Mekanikeando a lo Cubano, Cuba Classic Car Club “A lo Cubano”, y hasta se han filmado varias carreras ilegales de carros clásicos y motos y miles de otras producciones de aficionados. No en balde la octava parte de la saga fílmica norteamericana “Rápido y Furioso”, se filmó en La Habana.

En la actualidad en las imágenes utilizadas para las campañas turísticas de viajar a Cuba, junto a una mulata rumbera y una playa, tiene que aparecer sin falta un carro americano de los cincuenta.





THE CUBAN “ALMENDRONES” (CLASSIC OLD CARS), RELICS OF THE PAST. PHOTOS.

The 1950s are a key time to put ourselves in context with this wide gallery of classic cars. Havana was a city on the rise, where smuggling and gambling were the order of the day, as if it were the Caribbean version of Las Vegas.

After the 1959 revolution and the US blockade, Cubans had to adapt to the circumstances and learned to repair and maintain those cars from the golden years without spare parts or official parts from the brands. A whole art that today makes them not relics of the past, but moving museum pieces.

Spectacular Plymouths, Mercurys, Oldsmobiles, Fords, Cadillacs, Chevrolets and Dodges circulate through Havana as if time were standing still in this open-air museum

FROM GENERATION TO GENERATION IN CUBA

In general, these types of classic cars are passed down from generation to generation in the same family, since they are often the livelihood, the way of earning a living on an island that lives especially from tourism.

These types of old cars, great classics, circulate throughout Havana, although on José Martí or Prado streets near the Capitol, it is possible to see a large number of these vehicles that will delight any motor enthusiast or anyone capable of appreciating a piece of history that is still alive and moving.

The historical, architectural and, above all, cultural heritage, expressed in the fusion between Europeans, Africans and Aborigines at the beginning, together with other more contemporary ethnic and cultural components, make the city of Havana an important recipient of international tourism and the centre of national life.

Its historic centre, declared a World Heritage Site by UNESCO in 1982, is today one of the best preserved architectural complexes in Latin America.

Among its most representative monuments are the Havana Cathedral, the Plaza de Armas, the Morro Castle, the Museum of the Revolution, the National Palace of Fine Arts, the Grand Theatre of Havana, the Capitol, the Plaza de la Revolución and the Malecón, perhaps the most internationally recognised symbol of the city.

Among all these monuments, the classic cars are also a Cuban national jewel.

RELICS OF THE NATIONAL PAST

But in Cuba not only have these cars been maintained, but a kind of adoration for them has also created clubs. They are the ‘Club of British Classic Cars and Motorcycles’, the ‘Club of VW Beetles of Havana’, ‘Club of Antique Cars’, ‘Club of Harley-Davidson Motorcycles’, ‘Club of Classic Cars A lo Cubano’, ‘Club Amigos del Motor de Cuba’ and even a ‘Club de Autos Rusos de Cuba’.

Articles in specialized magazines, reports, documentaries, and many stories in personal blogs and newspapers have been dedicated to this fact, most likely unique in the world.

Examples of this are the History Channel with “Classic American Cars from Cuba” shows that Cuba has made a loving homage to Detroit’s Golden Age; Discovery Channel with the successful series “Cuban Chrome”, a very complete and objective report; Full Galaxy made “Cuba on wheels”, as well as several reports from Automotriz TV, Mekanikeando a lo Cubano, Cuba Classic Car Club “A lo Cubano”, and they have even filmed several illegal races of classic cars and motorcycles and thousands of other productions fans. Not in vain the eighth part of the North American film saga “Fast and Furious” was filmed in Havana.

At present, in the images used for tourist campaigns to travel to Cuba, along with a mulatto rumbera and a beach, an American car from the fifties must appear without fail.

Agencies/ Wiki/ LaVanguardia/ MemoriasCubanas/Carlos RodríguezB. / Internet Photos/ Arnoldo Varona.

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MI VIEJA HABANA, SUS BARES Y TRAGOS. SU LARGA HISTORIA PASADA. PHOTOS. * MY OLD HAVANA, ITS BARS AND DRINKS. ITS LONG PAST HISTORY. PHOTOS.

MI VIEJA HABANA, SUS BARES Y TRAGOS. SU LARGA HISTORIA PASADA. PHOTOS.

Hagamos un recorrido imaginario de la larga historia de Bares y Tragos de nuestra capital comenzando con una visita historica a “El Floridita” siguiendo por el hoy bar “Vista al Golfo” del Hotel Nacional de Cuba, pasando por el “Sloppy Joe’s”, “Bodeguita del Medio” y “Dos Hermanos”.

Cada uno de esos establecimientos con sus particulares ‘Cuba Libre’ en el Vista al Golfo del Hotel Nacional y Sloppy, mientras que la Bodeguita del Medio y el Floridita con el ‘Mojito’ y el ‘Daiquirí’, el Dos Hermanos ofrece su llamado “Havana Special”.

Es de notar la vigencia de el “Havana Special” ese trago que algunos llaman el Manhattan cubano, una mezcla cuya invención se atribuye a Constantino Ribalaigua, barman catalán radicado en la capital cubana, que se inspiró en una línea de transporte de pasajeros y mercancías que hacía el recorrido Nueva York-Cayo Hueso-La Habana-Nueva York.

LA RUTA NUEVA YORK-CAYO HUESO-LA HABANA.

Desde Nueva York, el tren demoraba dos días en llegar a Cayo Hueso, donde un servicio de ferry-boats, en una travesía de diez horas, transportaba los vagones hasta La Habana. Esa ruta se conoció con el nombre de The Havana Special y posibilitó que Cuba la aprovechara para reafirmarse como importante suministrador del mercado norteamericano. Cruzar el mar sentado cómodamente en un vagón de ferrocarril que antes avanzó sobre la cumbre angosta de una montaña de coral, parece cosa de hadas.

Como las hadas no existen, solo un hombre como el multimillonario Henry Flagler fue capaz de una empresa como esa que extendió la vía férrea hasta Miami y desde allí, de isleta en isleta, la llevó hasta Cayo Hueso para conectar así con Cuba, el resto del Caribe y el Canal de Panamá. De cualquier manera, el 22 de enero de 1912, con la llegada a Cayo Hueso del primer tren procedente de Miami, Flagler hacía realidad su sueño, y ese mismo día embarcaba hacia La Habana a fin de promover su ruta sobre los cayos.

Veintitrés años después, el 2 de septiembre de 1935, un huracán de categoría cinco destruyó parcialmente la infraestructura ferroviaria. Los propietarios de The Havana Special vendieron lo que quedó al estado de Florida. Parte de esas ruinas son todavía visibles. Sobre partes de ellas se erigió la red de carreteras que, desde 1938, une entre sí los cayos floridanos y los enlaza con la península. Desde entonces los ferry no transportaron vagones de ferrocarril.

Prosiguieron su línea de pasajes y carga general y dieron a los viajeros de ambos lados la oportunidad de visitar la orilla contraria con su propio automóvil.

El ferry de Cayo Hueso se interrumpió después de 1959. Hoy, el “Havana Special” es solo el coctel creado por Constantino Ribalaigua, mientras que en el Cayo un busto de Flagler recuerda la historia de su famoso ferrocarril.

COMO EN UNA NOVELA

El Bar Dos Hermanos, se ubica frente al muelle de The Havana Special y abrió sus puertas en 1892, lo que lo hace uno de los bares más antiguos de la capital cubana. Se caracterizó por su larga barra de madera dura, incompleta desde que hace unos pocos años le cercenaron un pedazo a fin de emplazarlo en uno de los bares del hotel Moka, en Las Terrazas.

Aún así, sigue siendo larga. El poeta español Federico García Lorca frecuentó el Dos Hermanos durante su estancia cubana de 1930, y por allí estuvieron asimismo, entre otros, Alejo Carpentier y Enrique Serpa, autor de novelas como Contrabando y La trampa, y de un cuento antológico, Aletas de tiburón.

Y, por supuesto, el inevitable Hemingway, que en la festinada opinión de algunos deambuló por todos los bares y cantinas habaneros, aunque centró su preferencia en el Floridita. En Dos Hermanos, «con pasos torpes que lo conducían a una pequeña pero satisfactoria libertad», entró una tarde Andrés, el protagonista de Fiebre de caballos (1988), la novela inicial de Leonardo Padura.

El Floridita fue hasta 1959 el bar más famoso de la ciudad, pero Sloppy Joe’s fue siempre el de más ventas. Supuse que el Sloppy Joe’s de Cayo Hueso antecedió a este de la esquina de Zulueta y Ánimas, en La Habana. Es un error, El Sloppy habanero se anticipó en 16 años al del lado de allá, que se inauguró en 1934 y tres años después se instalaba en la calle Duval, ubicación que todavía mantiene, mientras que otro bar llamado ‘Capitán Tony’ ocupaba el espacio que el Sloppy original dejaba libre. “Capitán Tony” no tiene la animación del Sloppy ni su hechizo, pero allí se da una situación insólita: muchas de las mujeres que lo visitan se despojan del ajustador y lo cuelgan en las tendederas que cruzan el salón.

Si Padura fijó el bar Dos Hermanos en la literatura, y Hemingway el Floridita en Islas en el golfo, el inglés Graham Greene, aficionado al ron añejo e inventor de cocteles diabólicos, inmortalizó el Sloppy —y también al hotel Sevilla— en su novela Nuestro hombre en La Habana, llevada además al cine.

Un detalle interesante aporta una guía de 1954 publicada en Estados Unidos que facilitaba a turistas norteamericanos su visita a la Isla: Sloppy Joe’s era frecuentado por visitantes estadounidenses, no por los norteamericanos residentes. La colonia norteamericana en La Habana prefería el bar ‘Mis amigos’, en 7ma. y 42, Miramar.

El Floridita tuvo fluctuaciones con relación a sus arroquianos. La mayoría de ellos era de origen norteamericano hasta el inicio de la II Guerra Mundial. Durante la conflagración bélica se llenó de cubanos. Los norteamericanos no podían venir a causa de la guerra y los cubanos no podían salir. Finalizada la guerra, nacionales y visitantes disfrutaron juntos su Daiquirí, que figura en la lista de diez grandes cocteles del mundo.

En 1937, el corresponsal en La Habana de la agencia norteamericana AP dedica una crónica a Constantino Ribalaigua.

Refiere que un grupo de amigos conversaba sobre béisbol en uno de los bares del Hotel Nacional cuando uno de ellos preguntó sobre quién podría considerarse el mejor cantinero cubano. Constantino Ribalaigua respondió el barman que los atendía, aunque la pregunta no le estaba dirigida expresamente. De inmediato, refiere el periodista, uno de los del grupo telefoneó al Sloppy y a Prado 86 y también a los bares de los hoteles Plaza y Sevilla, muy famosos en la época. Obtuvo la misma respuesta. El reportero visitó a Constantino en Floridita y quedó maravillado. Confesó el barman que sus mejores cocteles eran Daiquirí, Presidente y Pepín Rivero, inspirado en el director-propietario del Diario de la Marina.



PREGUNTA NO ACLARADA DEL TODO.

Si es posible precisar el origen de muchos cocteles y mencionar a sus creadores por su nombre, el “Cuba Libre” queda en el misterio. Todavía a fines del siglo XIX no se conocía en Cuba la palabra coctel. La ginebra superaba al ron en el gusto de los bebedores y se hablaba de compuestos, achampanados y meneados.

La intervención militar norteamericana puso una nota de modernidad en los bares cubanos, y ron, refresco de cola y hielo hicieron una mezcla de campeonato. Cesó el coloniaje español, la Isla quedó bajo la égida de Estados Unidos y nació una república mediatizada.

Pero la gente, con una buena dosis de ingenuidad, levantaba su vaso y decía: Cuba Libre. En 1902 surgía el bar La Florida que, con el tiempo, pasó a ser el Floridita, y existían ya entonces el American Club, que quebró y reabrió después y la cantina que daba servicio a las tropas norteamericanas destacadas en el campamento de Columbia. Existía, como ya se dijo, el Dos Hermanos. Se habla, asimismo, de un bar Americano, que hemos podido localizar, si es que existió.

En cualquiera de ellos pudo surgir el “Cuba Libre”. “La Bodeguita del Medio” entusiasmó a los visitantes. Su fundador, Ángel Martínez, repetía que a los 12 años de edad su padre lo condenó a cadena perpetua detrás de un mostrador. En 1942 compró el establecimiento que entonces se llamaba La Complaciente y que no era más que una bodega de barrio. Allí su esposa Armenia comenzó a cocinar para unos pocos clientes, entre ellos Felito Ayón, un animal de la noche habanera que se vincula, como impresor, a hitos imprescindibles de la poesía cubana, como la Elegía a Jesús Menéndez, de Nicolás Guillén con dibujos de Carlos Enríquez.

Felito, que tenía su negocio en la misma cuadra de lo que se llamaba ya La Casa Martínez, decía a sus clientes: «Si no estoy en la imprenta, búscame en la bodega, una bodeguita que está en el medio de la calle». De ahí surgió La Bodeguita del Medio, algo tan obvio que a nadie se le ocurrió antes. Así se llama este establecimiento desde el 26 de abril de 1950.

Martínez terminó desembarazándose de los víveres y licores habituales en las bodegas y puso unas pocas mesas en el reducido espacio de que disponía, creció la fama de la cocina de Armenia, reforzada luego por las manos prodigiosas de «La China» Silvia Torres, y los mojitos, que adquirieron allí carta de ciudadanía internacional, hicieron el resto.

Por allí ha pasado todo el mundo, es un decir. Al igual que por el bar Vista al Golfo del Hotel Nacional, con el coctel que lleva el nombre del establecimiento hotelero en la mano, donde se puede hoy apreciar la extensa galería de fotos de famosos que adornan las paredes; clientes todos de la instalación.


MY OLD HAVANA, ITS BARS AND DRINKS. ITS LONG PAST HISTORY. PHOTOS.

Let’s take an imaginary tour of the long history of Bars and Drinks in our capital, starting with a historical visit to “El Floridita” continuing with the current “Vista al Golfo” bar at the Hotel Nacional de Cuba, passing by “Sloppy Joe’s”, “Bodeguita del Medio” and “Dos Hermanos”.

Each of these establishments with its own ‘Cuba Libre’ at Vista al Golfo at the Hotel Nacional and Sloppy, while Bodeguita del Medio and Floridita with the ‘Mojito’ and the ‘Daiquiri’, Dos Hermanos offers its so-called “Havana Special”.

It is worth noting the validity of the “Havana Special,” that drink that some call the Cuban Manhattan, a mix whose invention is attributed to Constantino Ribalaigua, a Catalan bartender based in the Cuban capital, who was inspired by a passenger and freight transport line that made the route New York-Key West-Havana-New York.

Agencies/ Wiki/ Lecturas/ HabanaHist./ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Anoldo Varona.

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