
“LA MACORINA”, LA CUBANA QUE ESCANDALIZO A TODA LA NACION SIENDO PIONERA FEMENINA. PHOTOS.
“La Macorina” fue la primera mujer chofer de Cuba, a principios del Siglo XX y fue también la primera mujer que tuvo licencia para conducir en La Habana. En su tiempo rompio todos los moldes que se permitian a su sexo mantener la discrecion femenina en nuestra nacion.
Esto es solo para comenzar la historia.
Fue su nombre Maria Calvo Nodarse y su historia como “la Macorina” ha llegado hasta nuestros días gracias a esa canción que en la voz de la cantante mexicana Chavela Vargas empezó a escucharse a principios de los años sesenta. Hoy es conocida también en Europa, pero los jóvenes cubanos que la escuchamos por primera vez hace cuatro décadas ignorabamos que el personaje al que aludía la canción anduvo por aquellas mismas calles habaneras en la década de los veinte, al volante de un llamativo “convertible” rojo. Así la recordó nuestro pintor Cundo Bermúdez cuando en 1978 pintó su cuadro La Macorina, donde ella aparece en un llamativo descapotable rojo,ese “carro colorao” al que no se alude en la canción de Chavela Vargas. Aquí se recoge lo que de ella llamó principalmente la atención: fue la primera mujer que manejó en Cuba y obtuvo la primera “cartera dactilar” o carné de conducir, dado por el Municipio de La Habana, expedido a nombre de María Calvo Nodarse: fue un verdadero escándalo en los años veinte.
Una famosa composicion cantada por Abelardo Barroso tambien nos la recuerda:
Ponme la mano aquí, Macorina,
pon, pon, pon, Macorina,
pon, pon, Macorina.
¿Quién fue la Macorina?….
María Calvo Nodarse nació en Guanajay en 1892 y cuando tenía 15 años se trasladó a escondidas de su familia a La Habana, ¿raptada? por su novio. La capital le ofrecía mucho a esta joven belleza de mujer que tenía las ideas claras de cómo quería vivir a partir de ese momento.
Cuando las estrecheces de la vida diaria entre las cuatro paredes de un cuarto habanero se le hicieron insoportables, apartó al novio de su vida y a los pocos meses empezó a hacerse notar entre los hombres que ostentaban una buena posición económica. No fue una prostituta en el sentido indiscriminado que conlleva esta profesión, ni tampoco trabajó en un burdel, sino que se prostituía selectivamente. Y comenzó su carrera rápida hacia la opulencia, según declaró en el más puro estilo folletinesco en una entrevista que le hizo Guillermo Villarronda para la revista Bohemia el 26 de octubre de 1958: “más de una docena de hombres permanecían rendidos a mis pies, anegados de dinero, suplicantes de amor”.
Su época de esplendor fue bastante dilatada para este tipo de vida, pues abarcó desde 1917 a 1934. Tuvo cuatro lujosas casas: en Calzada y B, Línea y B, Habana y Compostela y San Miguel entre Belascoaín y Gervasio; poseyó unos valiosos caballos, así como pieles y muchísimas joyas de incalculable valor, además de nueve automóviles, principalmente europeos pues eran sus preferidos.
Sus gastos mensuales para mantener su tren de vida ascendían a $2.000 mensuales, sin contar las cantidades extras con las que ayudaba a su numerosa familia, todo lo cual constituye una verdadera fortuna si tenemos en cuenta de que hablamos de la década de los años veinte.
Fue la amiga de ricos habaneros dedicados a la política y los negocios, entre ellos José Miguel Gómez (conocido popularmente como “Tiburón”), a quien ayudó con su lealtad durante los sucesos de “la Chambelona” Fue tan popular la Macorina que no sólo tiene en su honor dos composiciones musicales y una pintura de Cundo Bermúdez, sino que fue inmortalizada en las famosas charangas de Bejucal, que se celebran en el mes de diciembre, donde en los desfiles de personajes aparecía una muñecona con careta debajo de la cual estaba su creador, un albañil llamado Lorenzo Romero Miñoso.
María se convierte en Macorina…
Aunque ella misma declaró que detestaba ese apodo, lo cierto es que pasó a la fama con ese nombre y como si hubiera sido obra de la casualidad. Al Paseo del Prado entre San Rafael y San Miguel se le conoce como la Acera del Louvre, así llamada por el famoso Café del Louvre, fundado por Juan de Escauriza en 1844. En esa misma acera se establecieron posteriormente el Hotel Telégrafo y el Hotel Inglaterra, inaugurado éste en 1875 y donde se hospedó en 1890 Antonio Maceo. La Acera del Louvre se hizo famosa: allí se reunían, primero, los jóvenes revolucionarios antes de incorporarse a las filas insurrectas; y ya en la República conversaban y leían sus obras los entonces jóvenes Emilio Ballagas, Jorge Mañach y otros talentos de la misma época. Y en una ocasión, mientras María andaba por la acera del Louvre, un joven que había bebido más de la cuenta dijo al pasar la bella mujer: “¡Ahí va la Macorina!”, cuando en
realidad quería decir la Fornarina (llamada realmente Consuelo Bello), una famosa cupletista española, contemporánea de la también española Raquel Meller y de la cubana ¿la Chelito? (¿la Coquito?). Quiso compararla a la Fornarina pero su embriaguez le hizo decir “Macorina”.

La decadencia
Como ya es lugar común en este tipo de biografías, el ocaso de la Macorina se inició en 1934. La situación económica nacional ya no era tan próspera, pero quizás el hecho indiscutible era que la Macorina tenía entonces 42 años.
Los amigos del pasado iban amparándose en excusas cada vez que ella les pedía ayuda, y así fue vendiendo todas sus pertenencias, desde las joyas hasta las casas y los coches: la Macorina acabó en la más absoluta pobreza, viviendo en un cuarto alquilado en una casa familiar habanera.
La ficción
A partir del triunfo sostenido de la canción de Chavela Vargas, hemos podido enterarnos de muchas leyendas acerca del personaje de la Macorina, historias tan sorprendentes como la que afirma que fue una guerrillera, así como una luchadora por la libertad en el siglo XVII en Hispanoamérica. También se dice que su verdadero nombre es María Constanza Caraza Valdés, el cual se cambió por el de María Calvo Nodarse, pero lo cierto es que en el permiso para conducir o cartera dactilar expedida por el Municipio de La Habana aparece con el nombre con el que ella misma se ha dado a conocer. También se la ha descrito como hija de negra y chino, pero las fotos que de ella se han publicado (incluida la que aparece en el permiso de conducir) muestran a una mujer blanca.
¿Ponme la mano aquí?..
La canción La Macorina que interpreta Chavela Vargas lo único que conserva de la que cantaba Abelardo Barroso es ese inquietante estribillo:
“Ponme la mano aquí, Macorina”. La música es de la propia Chavela y la letra de Alfonso Camín (1890-1982), un asturiano que llegó a La Habana con quince años y que después de sobrevivir gracias a múltiples y variados empleos (desde machetero hasta dependiente y vendedor) llegó a ser redactor del Diario de la Marina, periódico que incluso lo envió como reportero de guerra a Europa cuando la Primera Guerra Mundial. Fue un prolífico autor de agitada vida que publicó muchas obras pero completamente ignorado por los escritores cubanos. A mediados de los años cincuenta se marchó definitivamente a México. Pero Alfonso Camín no ha pasado a la posteridad por sus numerosas obras sino por la letra de La Macorina.(DISTINTA DE LA ANTERIOR):
Ponme la mano aquí, Macorina,
ponme la mano aquí.
Tus pies dejaban la estera
y se escapaba tu saya
buscando la guardarraya
que al ver tu talle tan fino
las cañas azucareras
se echaban por el camino
para que tú las molieras
como si fueras molino.
Tus senos, carne de anón,
tu boca una bendición
de guanábana madura,
y era tu fina cintura
la misma de aquel danzón
caliente de aquel danzón.
Después el amanecer
que de mis brazos te lleva,
y yo sin saber qué hacer
de aquel olor a mujer,
a mango y a caña nueva
con que me llenaste al son
caliente de aquel danzón.
[Es la apoteosis metafórica de la mujer y los frutos cubanos, resultado poético que en la voz de Chavela Vargas se vuelve perturbadoramente erótico.] No conozco ninguna canción cubana que exprese tal grado de sensualidad, una sensualidad que puede tocarse, olerse, saborearse, y que se vuelve más inmediata cuando se le agrega el estribillo de “Ponme la mano aquí”, que puede referirse tanto al corazón del amante como a donde el oyente quiera imaginar. Y lo sorprendente es que hayan sido dos extranjeros -una mexicana y un asturiano- quienes inmortalizaron a la Macorina, el escándalo de La Habana.
María Calvo Nodarse murió en La Habana, casi olvidada, el 15 de junio de 1977.

“LA MACORINA,” THE CUBAN WOMAN WHO SCANDALIZED THE ENTIRE NATION AS A FEMALE PIONEER. PHOTOS.
“La Macorina” was the first female driver in Cuba at the beginning of the 20th century, and she was also the first woman to be licensed to drive in Havana. In her time, she broke all the molds that allowed her gender to maintain feminine discretion in our nation.
This is just to begin the story.
Her name was Maria Calvo Nodarse, and her story as “La Macorina” has survived to this day thanks to that song sung by Mexican singer Chavela Vargas, which began to be heard in the early 1960s. It’s also known in Europe today, but young Cubans who heard it for the first time four decades ago were unaware that the character the song alluded to drove those same Havana streets in the 1920s, driving a striking red convertible. This is how our painter Cundo Bermúdez remembered her when he painted his picture La Macorina in 1978, where she appears in a striking red convertible, that “carro colorao” not mentioned in Chavela Vargas’s song. Here’s what most caught our attention about her: she was the first woman to drive in Cuba and obtained the first “cartera dactilar” or driver’s license, issued by the Municipality of Havana, in the name of María Calvo Nodarse: it was a true scandal in the 1920s.
A famous song sung by Abelardo Barroso also reminds us of her:
Ponme la mano aquí, Macorina,
pon, pon, pon, Macorina,
pon, pon, Macorina.
Who was La Macorina?…
María Calvo Nodarse was born in Guanajay in 1892, and when she was 15, she secretly moved from her family to Havana—was she kidnapped? by her boyfriend. The capital offered a lot to this young beauty, who had clear ideas about how she wanted to live from that moment on.
When the hardships of daily life within the four walls of a Havana room became unbearable, she cut her boyfriend out of her life and within a few months began to make a name for herself among men of a wealthy position. She wasn’t a prostitute in the indiscriminate sense that this profession entails, nor did she work in a brothel; she prostituted herself selectively. And she began her rapid rise to opulence, as she declared in the purest soap opera style in an interview with Guillermo Villarronda for Bohemia magazine on October 26, 1958: “More than a dozen men remained at my feet, awash in money, supplicants for love.”
His heyday was quite long for this lifestyle, spanning from 1917 to 1934. He owned four luxurious homes: on Calzada and B, Línea and B, Habana and Compostela, and San Miguel between Belascoaín and Gervasio; he owned valuable horses, as well as furs and many priceless jewels, in addition to nine automobiles, mostly European ones, as they were his favorites.
His monthly expenses to maintain his lifestyle amounted to $2,000 a month, not including the extra amounts he provided to support his large family, all of which constitutes a true fortune considering we’re talking about the 1920s.
She was a friend of wealthy Havana residents involved in politics and business, including José Miguel Gómez (popularly known as “Tiburón”), whom she loyally supported during the events of “La Chambelona.” La Macorina was so popular that not only do two musical compositions and a painting by Cundo Bermúdez have been honored, but she was also immortalized in the famous Bejucal charangas, held in December. In the parades, a doll with a mask appeared, beneath which was her creator, a bricklayer named Lorenzo Romero Miñoso.
María becomes Macorina…
(READ THE WHOLE STORY IN THE SPANISH SECTION ABOVE)

Agencies/ Wiki/ La Macorina Bio./ Internet Photos/ You Tube/ www.TheCubanHistory.com/ ArnoldoVarona.
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
