
Polo Montañez, humilde, sencillo y pausado, dedicó gran parte de su vida a animar las fiestas de Terrazas, su localidad natal, en la provincia más occidental de Cuba. Cuando lo alcanzó la fama tenía 44 años.
En una sesión de arreglos en el grupo con el cual interpretaba temas en el Hotel La Moka de su pueblo, fue escuchado por José da Silva, quien fuera presidente del sello discográfico Lusáfrica.
A raíz del descubrimiento fue en varias ocasiones a Colombia, donde cantó con artistas y sobresalieron las colaboraciones con Cesária Évora. De esa época surgió el CD Guajiro Natural, del cual se vendieron más de 40 mil copias en Colombia, y con el que obtuvo los Discos de Oro y Platino.
Su carisma y franqueza fueron algunas de las distinciones determinantes en su éxito, ensalzado también por la naturalidad y la honradez, determinantes no solo de la fama que adquirió, sino también del estatus de ídolo en su tiempo y en la posteridad.
En menos de tres años y con dos discos grabados, Polo Montañez obtuvo una notoriedad incontestada, armado de una popularidad y un carisma particulares, con la herencia de sus raíces y el prestigio de su persona, más allá de la geografía y la edad.
Su obra, distintiva y sincera, se distinguió también por los méritos musicales y la correlación de éstos con la impronta creativa de su autor. La periodista y compositora Marisol Ramírez Palacios en Café Amargo con Salvia señala que la significación de Montañez marca no solo la creación de un cantor popular por los planteamientos establecidos en la literatura y desde el punto de vista musical. “Polo dejó establecido, quizás una magia dentro de su magia, cómo es posible que un individuo viviendo tan alejado de la civilización, en una comunidad tan desarrollada, pero tan distante de la urbe, fue capaz de hacer confluir en un solo ritmo, todos los ritmos urbanos y de distantes latitudes”.
Un poeta escapado de su propia subjetividad fue Polo en vida. Su influencia, vivida en el tiempo, sigue resonando en la actualidad. Desde géneros como el ajiaco hasta los adquiridos conforme se ampliaba su experiencia, imbricó en raigambre creativa la vida campesina y los sucesos cotidianos para exaltarlos más allá de su significación primigenia. En tal espacio las imágenes del batey y la belleza y sencillez (no simplicidad) rural establecieron algunas de las estampas más hermosas en la música cubana en ese tipo de composiciones.
Autodidacta desde su origen, Polo descansa en la historia musical del mayor archipiélago de las Antillas como el artista cubano con esa condición en obtener discos de Oro y Platino. A inicios de siglo era el cantautor más escuchado en la nación y la raigambre de sus temas y su personalidad también se extendieron a naciones como Holanda, Bélgica, Italia, Francia, Portugal, Costa Rica, México, Ecuador y la ya referida Colombia, donde fue considerado un ídolo.
Los temas de la cotidianidad y su definición en la cosmovisión personal de Montañez encontraron en un punto común en las referencias al universo perenne y común de las personas y en su manifestación en los géneros musicales que defendió. Polo. en una entrevista, así dejaba referidas sus apreciaciones sobre el éxito y la fama: “No te puede hacer perder tu esencia. Si la gente te quiere es porque te das a querer. Yo nunca dejaré de ser un hombre de tierra adentro, un guajiro natural”.
POLO MONTANEZ, A NATURAL GUAJIRO, AND HIS SONGS OF THE SOUL. PHOTOS
Polo Montañez, humble, unassuming, and easygoing, dedicated much of his life to livening up the festivities of Terrazas, his hometown in Cuba’s westernmost province. He was 44 years old when he became famous.
During an arrangement session with the group with which he performed songs at the Hotel La Moka in his hometown, he was heard by José da Silva, then president of the Lusáfrica record label.
Following this discovery, he traveled to Colombia several times, where he sang with artists and his collaborations with Cesária Évora were notable. From that time came the CD Guajiro Natural, which sold more than 40,000 copies in Colombia and earned him Gold and Platinum certifications.
His charisma and openness were some of the defining distinctions in his success, also highlighted by his naturalness and honesty, which determined not only his fame but also his idol status in his time and for generations to come.
In less than three years and with two recorded albums, Polo Montañez achieved uncontested notoriety, armed with a particular popularity and charisma, inherited from his roots and the prestige of his personality, beyond geography and age.
His distinctive and sincere work was also distinguished by its musical merits and their correlation with the creative imprint of its author. Journalist and composer Marisol Ramírez Palacios, in Café Amargo con Salvia, notes that Montañez’s significance marks not only the creation of a popular singer, but also the approaches established in literature and from a musical perspective. “Polo established, perhaps a magic within his magic, how it is possible that an individual living so far from civilization, in such a developed community, yet so distant from the city, was able to bring together all the urban rhythms and those from distant latitudes into a single rhythm.”
Polo was a poet who escaped his own subjectivity during his lifetime. His influence, lived over time, continues to resonate today. From genres like ajiaco to those acquired as his experience expanded, he woven rural life and everyday events into his creative roots, elevating them beyond their original significance. In this space, the images of the batey and the beauty and simplicity (not simplicity) of rural life created some of the most beautiful images in Cuban music in this type of composition.
Self-taught from the start, Polo stands in the musical history of the largest archipelago of the Antilles as the Cuban artist with that status to earn Gold and Platinum records. At the beginning of the century, he was the most listened-to singer-songwriter in the nation, and the depth of his songs and his personality also spread to countries such as the Netherlands, Belgium, Italy, France, Portugal, Costa Rica, Mexico, Ecuador, and the aforementioned Colombia, where he was considered an idol.
The themes of everyday life and their definition in Montañez’s personal worldview found a common thread in his references to the perennial and shared universe of people and their manifestation in the musical genres he championed. In an interview, Polo expressed his thoughts on success and fame: “It can’t make you lose your essence. If people love you, it’s because you make yourself lovable. I will never stop being a man from the interior, a natural guajiro.”

Agencies/ Radio Enciclopedia/ Lazaro Hernandez Rey/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
