
(OPINION) CUANDO LA DINASTIA CASTRO RUZ DESAPAREZCA, Y QUE PUEDE PASAR EN CUBA. PHOTOS.
‘No pocos consideran que como la muerte del dictador coincidirá con un agravamiento de la crisis económica y social, el régimen responderá con más represión y empeorará la crisis nacional’.
En el siglo XXI los cubanos desean que ‘el monarca’ desaparezca.
Hablo de la dinastía Castro Ruz, encabezada por Raúl “El Cruel”, y de millones de cubanos de dentro y fuera de la Isla que esperan que ese déspota desaparezca de la escena política a ver si se producen los grandes cambios que se necesitan desesperadamente en el país. Ello se evidenció recientemente cuando corrió el rumor de que el ¿general? había muerto o estaba muy grave de salud.
La pregunta aquí es por qué a estas alturas de la historia de la humanidad todavía todo un pueblo debe esperar a que muera el tirano para vivir mejor. O sea, no se trata de una metáfora, de una “manera de decir”, sino de que a los efectos prácticos en Cuba hay una dinastía monárquica absolutista.
Y vale detenerse un instante en sus orígenes, a veces olvidados, pues eso ocurrió a mediados del siglo pasado. Hace casi 67 años, el 21 de enero de 1959, en medio de la efervescencia que había en Cuba luego del “triunfo de la revolución” (más bien de la huida de Batista presionado por Washington), Fidel Castro anunció tranquilamente que si a él le pasaba algo quedaría su hermano Raúl para continuar al frente del proceso “revolucionario”.
Recuerdo bien que aquello no cayó bien a casi nadie, pues se pensaba que ese rol de segundo al mando en el país le correspondía al comandante Camilo Cienfuegos, el héroe guerrillero más destacado en la guerra antibatistiana, y por entonces jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, el segundo cargo más importante del país luego del de jefe del Ejército Rebelde que ostentaba Fidel.
Fidel destituyó a Camilo y formalizó así la dinastía absolutista.
Unos días después, el 2 de febrero, Castro I volvió a sorprender y nombró a su hermano como segundo jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de la República de Cuba. Y ocho meses después, el 16 de octubre de 1959, insistiendo en su descarado nepotismo, Fidel inventó el Ministerio de las Fuerzas Armadas y nombró ministro a su hermano.
Así el caudillo, no solo afincó a su mediocre hermano como el segundo hombre más poderoso de Cuba y encargado de su protección personal (de Fidel), sino que aquello constituyó de hecho la destitución de Camilo Cienfuegos, a quien de oficio le correspondía ese cargo, y así fue completada su separación ya oficial del alto mando de la “revolución”.
Camilo era sumamente popular (tanto o más que Fidel) y, encima, era anticomunista. Políticamente resultaba peligroso para la incipiente dinastía dictatorial Castro Ruz. Y por eso, apenas 12 días después de su destitución, el comandante Camilo Cienfuegos “desapareció en el mar”. ¿Casualidad?
O sea, no fue por méritos propios, sino gratias a fratre (gracias a su hermano), que el perrito faldero de Fidel fue ungido como heredero vitalicio al trono “revolucionario”. Vale recordar que el nada aguerrido Raúl Castro apenas combatió en la guerra y no disparó ni un tiro en el asalto al cuartel Moncada.
Quedó así instalada la dinastía Castro Ruz, que poco después recibió los toques finales, cuando Fidel nombró también a su hermanito como segundo secretario vitalicio del Partido Comunista, constitucionalmente la máxima instancia de poder en Cuba, según la Constitución comunista.
Lo de “Gobierno Revolucionario”, el Consejo de Estado, Asamblea Nacional y el regreso al presidente de la República fue pura maqueta, sobre todo para la exportación.
Aquel acomplejado joven (ante la “genialidad” de su admirado hermano) nada inteligente, ni destacado en nada, y que muy probablemente tuvo que ver con el asesinato de Camilo (a quien envidiaba y odiaba), hoy con 94 años disfruta al hacer sufrir a los cubanos, ahora también con el título de “Líder Histórico de la Revolución”, que evoca al “Rey Sol” de Francia, como se hacía llamar Luis XIV, quien escogió como emblema el sol como símbolo de autoridad absoluta.
Eso explica por qué en Cuba la abrumadora mayoría de la población desea ver depositados los restos de Castro II en el mausoleo que, cual faraón tropical, él ordenó construir para sí mismo en la Sierra Cristal.
Su apellido da nombre al totalitarismo castrista.
Muchos cubanos albergan la esperanza de que con la salida de escena del ¿general? haya cambios profundos en el país. Porque, aunque ya no tiene cargos oficiales, la tiranía lleva su apellido y es él quien toma las decisiones importantes del Gobierno y el PCC. Miguel Díaz-Canel no decide nada si antes no lo aprueba el jefe máximo.
En cuanto a si habrá cambios luego de la muerte del dictador, son variadas las opiniones. Para algunos todo continuará igual y los mafiosos que hoy gobiernan el país intentarán perpetuarse con algunos cambios cosméticos engañosos.
Otros piensan que la ausencia de Raúl dejará al castrismo sin su símbolo, el régimen se resquebrajará y habrá pugnas internas por el poder y una descomposición de la dictadura. Y no pocos consideran que como la muerte del dictador coincidirá con un agravamiento de la crisis económica y social, el régimen responderá con más represión y empeorará la crisis nacional, lo cual podría generar una fractura en el alto mando dictatorial que conduciría a una lucha interna por el poder, o al fin del castrismo como lo hemos conocido hasta ahora.
En mi caso, me remito a lo que con toda razón me decía Carlos Alberto Montaner cuando hablábamos sobre el futuro de Cuba y qué podría pasar: “Roberto, en Cuba puede pasar cualquier cosa”.
Pero como en el periodismo de opinión es casi inevitable lanzarse al futuro y proyectar escenarios posibles, yo no escapo de esa tentación y me atrevo a “vaticinar” que sí habrá cambios al salir de escena el último de los Castro Ruz.

Alternativa de poder unificado para evitar la “vietnamización”.
Quizás no de inmediato, pero los habrá. Cuba ya totalmente en ruinas está soltando los pedazos, y los cubanos están entrando ya en una crisis humanitaria sin precedentes en América Latina si se exceptúa el caso de Haití, país al que Cuba se parece cada vez más.
Sin Castro Ruz ya no habrá castrismo ortodoxo fidelista, ni raulista. Pero, la experiencia histórica muestra que los posibles escenarios que se pronostican en materia político-social casi nunca se cumplen. Se imponen las sorpresas.
Y hablando de sorpresas me detengo en dos posibles, una buena, y otra mala. La buena: una explosión popular nacional e incontenible que lo cambie todo y evite que la mafia gobernante se perpetue en el poder. Pero para que eso funcione bien los cubanos deben antes tener una alternativa viable de poder unificado que pueda reemplazar al régimen actual encabezado por “El Cruel”.
La sorpresa mala es que la mafia militar de GAESA y sus cayos adyacentes, ante la ausencia de una alternativa patriótica coherente y viable del pueblo cubano para gobernar, logre convertir al castrismo en neocastrismo corporativo, o decida “vietnamizar” a Cuba.
En fin, este tema da para especular mucho más. Y así lo haré próximamente, acerca de la necesidad de una alternativa de Gobierno provisional en la Cuba libre, y sobre los efectos nefastos de una posible “vietnamización” de Cuba.

(OPINION) WHEN THE CASTRO RUZ DYNASTY DISAPPEARS, AND WHAT MAY HAPPEN IN CUBA. PHOTOS.
“Many believe that since the dictator’s death will coincide with a worsening of the economic and social crisis, the regime will respond with more repression and worsen the national crisis.”
In the 21st century, Cubans want “the monarch” to disappear.
I’m talking about the Castro Ruz dynasty, headed by Raúl “The Cruel,” and about millions of Cubans on and off the island who are waiting for this despot to disappear from the political scene to see if the major changes desperately needed in the country occur. This was recently evident when a rumor spread that the “general?” had died or was in very poor health.
The question here is why, at this point in human history, an entire people must still wait for the tyrant’s death to live better. In other words, this isn’t a metaphor, a “figure of speech,” but rather that, for all practical purposes, Cuba has an absolutist monarchical dynasty.
And it’s worth pausing for a moment to consider its origins, sometimes forgotten, since that occurred in the middle of the last century. Almost 67 years ago, on January 21, 1959, amid the fervor that raged in Cuba following the “triumph of the revolution” (or rather, Batista’s flight under pressure from Washington), Fidel Castro calmly announced that if anything happened to him, his brother Raúl would remain to continue leading the “revolutionary” process.
I remember well that this didn’t sit well with almost anyone, as it was thought that the role of second-in-command in the country belonged to Commander Camilo Cienfuegos, the most prominent guerrilla hero in the anti-Batista war, and at the time Chief of Staff of the Rebel Army, the second most important position in the country after Fidel Castro’s position as Chief of the Rebel Army.
Fidel dismissed Camilo and thus formalized the absolutist dynasty.
A few days later, on February 2, Castro I surprised everyone again and appointed his brother as second-in-command of the Land, Sea, and Air Forces of the Republic of Cuba. And eight months later, on October 16, 1959, insisting on his blatant nepotism, Fidel invented the Ministry of the Armed Forces and appointed his brother as minister.
Thus, the caudillo not only established his mediocre brother as the second most powerful man in Cuba and in charge of his (Fidel’s) personal protection, but also effectively constituted the dismissal of Camilo Cienfuegos, who by trade held that position, and thus completed his now official separation from the high command of the “revolution.”
Camilo was extremely popular (as much or more so than Fidel) and, on top of that, he was anti-communist. Politically, he was dangerous to the emerging dictatorial Castro Ruz dynasty. And so, just 12 days after his dismissal, Commander Camilo Cienfuegos “disappeared at sea.” Coincidence?
In other words, it wasn’t due to his own merits, but rather gratias a fratre (thanks to his brother) that Fidel’s lapdog was anointed heir for life to the “revolutionary” throne. It’s worth remembering that the far from warlike Raúl Castro barely fought in the war and didn’t fire a single shot during the assault on the Moncada Barracks.
Thus, the Castro Ruz dynasty was established, which shortly afterward received the final touches when Fidel also appointed his little brother as second secretary for life of the Communist Party, constitutionally the highest authority in Cuba, according to the Communist Constitution.
The “Revolutionary Government,” the Council of State, the National Assembly, and the return of the President of the Republic were all pretenses, especially for export.
That self-conscious young man (in the face of the “genius” of his admired brother), neither intelligent nor outstanding in anything, and who most likely had something to do with the assassination of Camilo (whom he envied and hated), today, at 94 years old, enjoys making Cubans suffer. Now, he also bears the title of “Historic Leader of the Revolution,” evoking the “Sun King” of France, as Louis XIV called himself, who chose the sun as his emblem, a symbol of absolute authority.
This explains why the overwhelming majority of the population in Cuba wants to see Castro II’s remains placed in the mausoleum that, like a tropical pharaoh, he ordered built for himself in the Sierra Cristal mountain range.
His surname lends its name to Castro’s totalitarianism.
Many Cubans harbor hope that with the departure of the “general?” from the scene, profound changes will take place in the country. Because, although he no longer holds official positions, the tyranny bears his name, and he is the one who makes the important decisions of the government and the PCC. Miguel Díaz-Canel doesn’t make any decisions without the approval of the top boss.
As for whether there will be changes after the dictator’s death, opinions vary. For some, everything will continue as it is, and the mobsters who currently rule the country will try to perpetuate themselves with some deceptive cosmetic changes.

Agencies/ DDC/ Roberto Alvarez Quiñonez/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ www.TheCubanHistory.com/ Arnoldo Varona.
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
